Mala suerte la de Wright. Tenía voz para ser un grande, un registro que podía derribar rascacielos: su "You´re gonna make me cry" es nitroglicerina emocional. Los setenta no fueron buenos para él -la música negra se había suavizado en general, el cambio de sello no fue una buena idea- y finalmente las drogas lo remataron camino del hospital, en una ambulancia: en sus últimas fotos se vislumbra a un despojo, a un hombre destruido. Por entonces ya casi nadie lo recordaba. Una pena.
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Mala suerte la de Wright. Tenía voz para ser un grande, un registro que podía derribar rascacielos: su "You´re gonna make me cry" es nitroglicerina emocional. Los setenta no fueron buenos para él -la música negra se había suavizado en general, el cambio de sello no fue una buena idea- y finalmente las drogas lo remataron camino del hospital, en una ambulancia: en sus últimas fotos se vislumbra a un despojo, a un hombre destruido. Por entonces ya casi nadie lo recordaba. Una pena.
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