21 septiembre 2006

su editor



Vinieron como golondrinas

William Maxwell

Traducción de Gabriela Bustelo
Prólogo de Edmundo Paz Soldán
Páginas: 224
Precio: 15,95 €

Ver ficha completa del libro


Libros del Asteroide ha comenzado con este libro la publicación de la obra de William Maxwell uno de los nombres claves en las letras norteamericanas del siglo XX ya que durante más de 40 años fue el editor de ficción de la influyente revista The New Yorker y se cruzó con autores como Saul Bellow, John Updike, Eudora Welty, John O’Hara, J. D. Salinger, Irwin Shaw, Shirley Hazzard, John Cheever, Vladimir Nabokov, Mavis Gallant, Frank O’Connor y más...

Toda esta publicidad viene a cuento de párrafos como éste (por ejemplo)donde John Cheever habla de Maxwell:

"Muchos de estos cuentos aparecieron por primera vez en The New Yorker, donde Harold Ross, Gus Lombrano y William Maxwell me obsequiaron el inestimable regalo de un alto, inteligente y atento número de lectores y suficiente dinero para alimentar a la familia y comprar un traje nuevo cada dos años"


O párrafos como éste (por ejemplo):

La historia del relato (La geometría del amor) tampoco es sencilla. Cheever lo envió a The New Yorker, donde fue prontamente rechazado por su editor, William Mawwell, quien -en una visita de sábado a la casa del autor en Cedar Lane- apuntó que el cuento era un fracaso y que el problema era el alcohol. Para el lunes siguiente, Cheever lo había colocado en The Saturday Evening Post. Dos cartas al escritor Frederick Exley (autor de la memoir clásica A Fan´s Notes y colega profesor de Cheever en Iowa University) dan cuenta del episodio:

"Un par de semanas atrás escribí un cuento, el primero en un año, y lo envié al New Yorker. Silencio. Un atardecer de sábado apareció por aquí el editor responsable de las ficciones de la revista, me miró con tristeza, me dio unas gentiles palmaditas en la espalda, dijo que el cuento era un fracaso insalvable y llegó a insinuar que me faltaban varios tornillos. El cuento partió rumbo al SEP, donde tardaron diez minutos en aceptarlo y me pagaron tres mis dólares. Esto me alegró".

"Por supuesto que no me preocupó el episodio con el New Yorker [...]. Bill Maxwell vino por aquí para comunicarme que la historia era un fracaso. Oscurecía, yo estaba bebiendo gin y jugando con los perros. Bill tenía la cara muy larga y sugirió que no era que el cuento fuera un fracaso sino que, además, se trataba de un modo sutil, de un fracaso irreversible. Yo no pude, rodeado por animales tan adorables, tomarlo demasiado en serio, y le recordé, con cierta crueldad, todas las ocasiones en que habían rechazado otros cuentos míos y toda la basura editorial que había venido soportando a lo largo de los años. Eso fue un sábado. El lunes. The Saturday Evening Post compró el relato por tres mil dólares entre alabanzas por si me sentía solo e inseguro. Maxwell no sólo dijo que yo era una máquina de historias; dijo que yo era su máquina de historias. No creo que se tratara de una agresión, porque la comparación original solía ser con una fábrica enlatadora de tomates.


Los fragmentos son del prólogo y notas de Rodrigo Fresán a La geometría del amor

Un artículo del imparable Fresán hablando sobre Maxwell: La máquina de escribir.

Según S. (un mejor lector) que ha leído "Adiós, hasta mañana", unico título editado hasta ahora en castellano, Maxwell es excelente.


“Me encanta ser viejo porque puedo apreciar toda mi vida como si se tratara de una casa y comprender que cada hombre es su propio arquitecto.Y no me importa morir, aunque encuentro insoportable la idea de que, cuando la gente se muere, ya no pueda leer libros.”

William Maxwell


Todas estas referencias me dejan muerta (de impaciencia y de ganas)

PD al POST:

Otra referencia más en EL CONFIDENCIAL: "En torno a una madre"

4 comentarios:

Enrique Ortiz dijo...

paciencia y ganas que contagias y ya no me queda sitio en la agenda para apuntar tanto título (del dinero mejor no hablar...).Besos

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Buen descubrimiento, desconocía esa publicación. Abrazos.

Anónimo dijo...

Buena recomendación en un buen blog

El Miope Muñoz dijo...

Comparto sin dudarlo esta admiración. No lo dude: es lógico.